Ser madre y sentirse agotada no debería ser un tabú. Sin embargo, para muchas mujeres reconocer que no pueden con todo, que sienten culpa o que su bienestar mental está en crisis, sigue siendo motivo de silencio.
En entrevista con INFORAMA, la licenciada en Psicología Samanta Nahir Coronel (M.P. 435) lo define con claridad: “El burnout maternal es una condición mental seria, y si no se atiende a tiempo, puede derivar en trastornos persistentes que afectan el día a día”.
Este agotamiento no responde solo al cansancio físico. Según explica la profesional, se trata de un desgaste emocional profundo que se manifiesta en irritabilidad, sensación de fracaso, culpa, desorganización mental y dificultad para conectar emocionalmente con los hijos.
“Una madre agotada no puede sostener como necesita las demandas psicoemocionales y biológicas de sus hijos, porque ella misma está desbordada”, afirma.
El peso invisible de los mandatos
Coronel sostiene que este fenómeno no es individual, sino estructural. “Las expectativas sociales y los mandatos culturales influyen enormemente. A la maternidad se le exige perfección, pero no se le otorgan las herramientas ni el descanso necesario”, dice.
La sobrecarga se vuelve aún más intensa cuando la mujer también trabaja fuera del hogar. La carga mental —esa lista interminable de tareas invisibles— impacta en la salud mental de las madres: “Se espera que sean profesionales exitosas, madres presentes, parejas atentas, y todo eso sin red. Es demasiado para una sola persona”.
¿Y el vínculo con los hijos?
Cuando el agotamiento se instala, el vínculo materno-filial también se ve afectado. “La desregulación emocional que produce el burnout hace que muchas veces la madre no pueda responder con paciencia o empatía, lo que genera culpa y refuerza el ciclo de agotamiento”, explica.
Además, no es fácil pedir ayuda. “Vivimos en una cultura que romantiza la entrega total, y eso hace que muchas madres crean que si no pueden con todo, están fallando”, apunta Coronel.

Las redes salvan
En ese contexto, las redes de apoyo —pareja, familia, amigas, comunidad— son clave. “Hablar de red es hablar de salud mental. Sostener una maternidad en soledad es prácticamente imposible”, enfatiza.
Consejo para una mamá que se siente desbordada: “Escuchar solo lo que le suma, y confiar en su intuición. Cada maternidad es única, y no existe una forma correcta de maternar, sino una posible en cada realidad”.
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