Una joven catamarqueña alzó su voz en redes sociales para exigir justicia real, luego de que su padre fuera condenado por abuso sexual, pero sin prisión efectiva. El caso, que estremece por la crudeza de su relato y la liviandad de la pena impuesta, reabre el debate sobre las decisiones judiciales en delitos de violencia sexual.

M. T., quien denunció haber sido víctima de abuso desde los 6 hasta los 19 años, expresó su indignación ante la condena impuesta al agresor: tres años de prisión en suspenso. “Eso no es justicia. Es una burla. Él sigue libre y yo sigo con miedo”, manifestó a través de un video que rápidamente se viralizó.
“No me dejen sola, él me va a matar. Sigue teniendo contacto con mi hermanita menor. ¿Qué están esperando?”, advirtió con una mezcla de dolor, impotencia y desesperación. En su testimonio, M. relató el calvario que vivió durante años en silencio, producto del miedo y la violencia ejercida por su padre para mantenerla callada.

“Luché ocho años para que la justicia me escuche. Y ahora que finalmente llegó una condena, es como si no hubiera pasado nada. Él está libre, puede caminar tranquilo, mientras yo cargo con esta angustia todos los días”, denunció.
El caso expone una vez más las profundas grietas en el sistema judicial, que para muchas víctimas termina revictimizando en lugar de proteger. “Es impunidad disfrazada de justicia. Le están garantizando derechos a un abusador, mientras yo tengo que rogar por mi vida y la de mi hermana”, expresó la joven.
Organizaciones feministas y de derechos humanos comenzaron a manifestar su apoyo público y se preparan movilizaciones para exigir que el fallo sea revisado y se garantice una respuesta judicial que no minimice la gravedad de los hechos denunciados.
M. concluye su mensaje con una súplica clara y urgente: “Por favor, no me dejen sola. Necesito que él vaya preso. No quiero ser otra víctima silenciada por un sistema que sigue eligiendo mirar para otro lado”.
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