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lunes, agosto 4, 2025
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La decadencia de la UCR: cuando el ego es más fuerte que el proyecto político

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El problema del radicalismo catamarqueño se reduce a 10 o 15 dirigentes”, decía un viejo militante boinablanca en alusión a la “elite” que maneja, desde hace varios años, el destino del partido. Hoy está previsto que los radicales decidan quiénes serán sus candidatos para las elecciones de renovación legislativa de octubre, aunque hasta anoche solo estaba en carrera la lista oficialista porque la opositora quedó fuera de competencia por razones formales. Pero hasta último momento podría haber novedades, ya sea por decisión de la Justicia Electoral o por acuerdo interno. Como sea, nada de eso cambiará la realidad: la Unión Cívica Radical enfrenta su peor versión como alternativa de poder en Catamarca.

Suspendidas las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) en la provincia y el país, los radicales aceptaron dirimir las candidaturas legislativas en una elección interna este 3 de agosto. Se presentaron dos listas: “Somos la UCR”, que representa al oficialismo y lleva como principales candidatos al presidente partidario, Luis Fadel (diputado provincial), Fernando Navarro (diputado nacional) y Gilda Godoy (concejal capitalina); y “Generación del cambio”, que propuso a Silvana Carrizo (diputada provincial), Juan Pablo Millán (diputado nacional) y Aldo Cancino (concejal)

Pero la Junta Electoral, que cuenta con mayoría oficialista, resolvió oficializar solamente la lista “Somos la UCR” y no la de “Generación del Cambio”, con el argumento de que la segunda no cumplía con el requisito de tener listas correctamente constituidas en al menos 10 de los 16 departamentos de la provincia.

La lista opositora, cuyo máximo referente es el senador nacional Flavio Fama, apeló su exclusión ante la Justicia Electoral y esta le dio la razón en el caso de Santa María, uno de los departamentos tachados por la Junta. De esta manera, los opositores contarían con 9 de los 10 departamentos necesarios para competir. Las negociaciones para llegar a un acuerdo fracasaron, pero siguen adelante.

Flavio Fama y Silvana Carrizo (izq.), en recorrido de campaña en 2023.

En rigor, desde que la UCR resolvió poner las candidaturas legislativas a consideración de los afiliados hubo intensas conversaciones en busca de llegar a una lista de unidad. Sin embargo, las apetencias personales de unos y otros se impusieron sobre el proyecto colectivo. Todos quieren un lugar expectante en las nóminas, nadie quiere figurar detrás de otro. Se trata de una disputa de egos y sobrevaloración en la que ninguno está dispuesto a ceder.

Además, los opositores aseguran que los referentes oficialistas les reprochan que son “opositores en exceso” al Gobierno provincial y que el partido requiere un perfil político más equilibrado, menos visceral. “La sociedad no nos eligió para gobernar y eso lo tenemos muy claro. Somos la oposición y nos están excluyendo por hacer demasiada oposición“, se defendió la diputada Carrizo en un comunicado del sector.

Fugas

Mientras el radicalismo orgánico se desangra en una disputa de final incierto, otros correligionarios decidieron no participar en la interna y apostar, en cambio, por el oficialismo nacional: el diputado nacional Francisco Monti y su par provincial Tiago Puente, aunque con modalidades bien diferenciadas.

Monti conformó esta semana junto a otros pares provinciales un interbloque con La Libertad Avanza en la Cámara baja denominado Liga del Interior-ELI”, en un claro apoyo a la gestión del presidente Javier Milei. “Desde el primer día acompañamos las reformas del gobierno, conscientes de la necesidad de estabilizar la economía, sanear las cuentas públicas, recuperar el valor de la moneda y reconstruir el tejido productivo de Argentina”, escribió en su cuenta de “X”.

Visto desde Casa Rosada, esta movida de los “radicales con peluca” representa una lisa y llana incorporación legislativa a las filas libertarias con el objeto de “blindar” las medidas impopulares de Milei, como los vetos a la movilidad jubilatoria y la emergencia en discapacidad.

Puente, por su lado, fustigó las internas radicales y el “modelo de partido” actual que ve inexorablemente dirigido al fracaso. Hace poco más de un mes, el legislador presentó su nuevo proyecto político llamado “Generar”, por fuera del radicalismo, y anunció que buscará confluir con otros espacios que compartan esta visión, como La Libertad Avanza, el PRO e independientes, con el objetivo de “potenciar una herramienta de transformación real y no poner palos en la rueda para que todo siga igual”.

El diputado Tiago Puente habla en la presentación de su nuevo sector, Generar.

El lunes pasado, la concejala capitalina y precandidata a la reelección por el oficialismo radical, Gilda Godoy, desafió a Monti y a Puente en una entrevista en el programa El Ágora (Canal 10, de Super) a que “blanqueen” su situación partidaria. “Si se quieren ir, que se vayan de una vez”, dijo.

Aquel FCS, esta UCR

Al margen de las circunstancias sociales que posibilitaron el triunfo del Frente Cívico y Social en 1991, el radicalismo y otros partidos del arco opositor de entonces entendieron que si no conformaban una alianza electoral fuerte y consistente sería imposible vencer al saadismo.

Por primera vez, el proyecto político opositor fue más importante que sus protagonistas. Tal percepción social se mantuvo incluso durante las dos gestiones de Arnoldo Castillo y la posterior de su hijo, Oscar Castillo. En esos 12 años, el sello del FCS tuvo preeminencia por sobre los gobernantes y el propio radicalismo como fuerza política eje de la alianza. Así lo mostraban todas las encuestas de entonces.

Luis Fadel, presidente de la UCR y precandidato a la reelección como diputado provincial.

Sin embargo, eso cambió en la gestión de Eduardo Brizuela del Moral, cuya imagen positiva estuvo por arriba de la coalición gobernante. Pero el FCS no era el mismo de la década anterior: el peronismo disidente había sido excluido de sus filas y el Movimiento Renovador, el sector que lideraba Brizuela del Moral, concentraba la mayor parte de los cargos políticos. Los “socios”, incluidos los correligionarios de otras líneas, estaban relegados a la mínima expresión. Fue el comienzo del fin del Frente Cívico como proyecto de poder.  

A partir de entonces todos los experimentos electorales hegemonizados por el radicalismo no conocieron más que el fracaso.

La caída más profunda fue en las elecciones generales de 2023, cuando la UCR, con Fama como candidato a gobernador, quedó en tercer lugar con el 22,5%, detrás de Unión por la Patria (Raúl Jalil) que obtuvo el 54% y La Libertad Avanza (José Jalil Colomé), con el 23,4%. En esa ocasión, el voto en blanco fue la “segunda expresión” en la provincia.

Resultado de las elecciones generales en 2023 en la categoría gobernador de Catamarca.

La representación legislativa actual de la UCR es de 10 diputados y 2 senadores provinciales, más un diputado y un senador nacional. Es decir, la más baja de los últimos 14 años como oposición provincial.

De manera que cualquiera sea la definición que hoy se produzca en las urnas partidarias, el desafío que se plantea la UCR de cara a los comicios del 26 de octubre es si encarará un plan de alianza con otras fuerzas o si, como anticiparon algunos de sus dirigentes, seguirá sola con sus principios y las viejas banderas centenarias.

En tal caso, el objetivo será no caer más abajo en la consideración del electorado. Electores, hay que decirlo, cada más jóvenes que aborrecen lo viejo y buscan alternativas a las fórmulas retrógradas y decadentes.

Tal vez el radicalismo deba pagar caro el precio de haberse encerrado en su egoísmo y no pensar la política más allá del comité.

La decadencia de la UCR: cuando el ego es más fuerte que el proyecto político

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